sábado, 30 de abril de 2011

Ecologistas, fascistas y nazis.

El pasado viernes, el profesor Ángel Garcés destapó en el Heraldo de Aragón la caja de los truenos. Nada menos que se atrevió a explicar las querencias nazis con el ecologismo, y viceversa.

Pues no me extraña nada. Teorías como las del cambio climático, el agujero de ozono y tantas otras, suponen la negación de la democracia en nombre de la naturaleza, representada (cómo no) por esas organizaciones, que ya no son como éramos los raros marginados de los años setenta, sino poderosas organizaciones que manejan a su antojo a los medios de comunicación y a buena parte de los políticos europeos, uno de cuyos mejores ejemplos es el de Manuel Marín, completamente onubilado por las patrañas de Al Gore, del que se hizo acólito.

Teorías ambientalistas llevadas al extremo son la mejor justificación para el fascismo del siglo XXI o al menos del un nuevo despotismo ecológico que justifique otro "Todo para el pueblo pero sin el pueblo" en una óptica ecológica absolutamente manipulada y catastrofista que justifique cualquier dictadura para salvarnos de nosotros mismos y nuestro poco ecológico proceder.

La solución a la insostenibilidad del planeta no es retroceder un siglo, porque nadie lo aceptaría, sino una castración masiva o una guerra donde se eliminen al menos mil millones de personas. Son soluciones poco agradables de reconocer, pero más realistas que las opciones a lo Heidi.

Yo, como buen demócrata, prefiero un fin del mundo normal, por puro agotamiento de los recursos, a una guerra de exterminio. Como decíamos cuando éramos machistas, sexistas y muchos "istas" más: "O jodemos todos o tiramos la puta al río" que en lenguaje políticamente más correcto aunque igualmente inapropiado diría "O Jodemos todos, o despedimos a la puta". La democracia y la igualdad deben llevarse hasta la muerte, pero no a la de los jóvenes pobres como en las guerras, sino hasta en el cáncer por las radiaciones o la mierda que comemos.

El ecologismo puro es cosa de pobres o de muy ricos. Los demás debemos sobrevivir con coches que emiten demasiado CO2 o consumen demasiada gasolina, consumiendo lo que podemos comprar y soportando las monsergas de los nuevos ecofilósofos a sueldo de la administración.

No hay comentarios: