martes, 28 de octubre de 2008

Expos al cuadrado

Estas expos florales son una magnífica oportunidad para devolver a los ciudadanos espacios degradados como fue el solar de la Tudor o la Química, o como son estaciones ferroviarias en desuso, barrios degradados, etc.
Son realmente útiles cuando se hacen con inteligencia y humildad, no con prepotencia y egocentrismo. Por ello, y con la perspectiva que da la pasada Expo, creo que hubiera sido mucho mejor que para ver la Expo de 2008 nos hubiéramos ido a Trieste o Tesalónica y haber hecho aquí esta más modesta expo hortícola para aprender y para no desilusionar cuando se hubera hecho otra más adelante.
Señores Belloch y Blasco, los ciudadanos hemos perdido la inocencia con esta feria de vanidades que nos prepararon, y más valía que fueran pensando en el porqué quedaron en los cajones ese casi millón de entradas que muchos compramos para amigos pero al final decidimos que era mejor tomar unas cervezas y unas tapas, antes que ver una feria para escolares envuelta en edificios millonarios y tan vacuos como ostentosos y paletos en muchos casos.
Veremos si consiguen engañar de nuevo a los ciudadanos de buena voluntad que trabajaron gratis una semana viendo como los pases gratuitos llegaban a ser escandalosos y a ellos les daban uno de tres días en lugar de un pase de temporada, aunque hubiera sido nocturno.
Habría estado bien hacer examen de conciencia, felicitarse por los logros y pedir perdón por los errores, pero creo que estos señores desconocen el significado de lo segundo.
Es triste, pero a la alegría por tener un evento como ese, se superpone el recuerdo de los pases VIPS a los amiguetes, las largas colas para ver gilipolleces y una expo cuyo legado iba a ser la “Carta del Agua” dilapidada por la arrogancia y la falta de espíritu crítico.
Lo siento, pero no me pidan entusiasmo al menos hasta el año que viene; aún tengo el sabor amargo de vuestra agua sostenible del verano.

jueves, 23 de octubre de 2008

Aznar y el cambio climático

Quien me iba a decir que algún día daría la razón a Aznar, pero es que las estupideces del cambio climático ya rozan el esperpento en sus formas y el genocidio en su fondo.

Insistir en las maldades del cambio climático y achacarlo a la actividad humana es realmente una nueva religión para la cual no hacen falta hechos, sino dogmas de fe, que no necesitan explicación científica, puesto que a falta de ella ya se encargan los medios de comunicación de alarmar para que no quepa el recurso a la reflexión y el terror al supuesto cambio en lugar del estudio de nuestro pasado climático.

Todos los agoreros olvidan que llevamos miles de años de cambio climático desde la última glaciación, un cambio climático lento pero constante, con altibajos pero sin que le afecte la actividad humana.

Las evidencias reales son:
Un aumento de temperatura en la superficie, más motivado por la urbanización del entorno de los termómetros que por el alza real de las temperaturas.

Siete años de bajada de las temperaturas en altura, una realidad que se oculta sistemáticamente.

Unas previsiones basadas en modelos climáticos totalmente manipulables y manipulados.
Ingentes cantidades de dinero facilitadas por Lehman Brothers para pagar científicos mercenarios que avalasen estas teorías, con la sucia finalidad de manejar gracias al apoyo de Al Gore las multimillonarias sumas de la compra de derechos de emisión de CO2 por parte de los países pobres a costa de limitar su desarrollo.

Quizá el “destape” de Aznar se deba a que sin Lehman ya no hay teta de la que chupar. Quizá no es tan tonto como parece.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Cirugía plástica, sexo y nacionalismo

Viendo el otro día el plantel de mujeres de ANV y de buena parte de las etarras, llegué a la conclusión de que en lugar de encarcelarlas, lo que había que hacer con ellas era un cambio estético radical.

Habría que liposuccionarlas y arreglar esas facciones machunas, además de vestirlas con ropas de mujer, enseñarlas a maquillarse un poquito. Por supuesto que ese pelo a lo bollera habría que eliminarlo cambiándolo por uno más femenino que no parezca a los tíos que se están tirando a un fulano.

Así, si ligan podrán echar por fín algún polvete, los kaleborrokas tendrán algún entretenimiento más placentero que quemar cajeros y ciudanos.

Una vida sexual más plena haría que se preocupasen por las cosas que importan, no por una mierda de naciones inventadas por impotentes y reprimidos, que a falta de un buen polvete inventaban gilipolleces que venían muy bien a los burgueses, pero algunos lelos creyeron que era progresista.