miércoles, 6 de agosto de 2008

Pornopolítica

Políticos y periodistas forman una extraña simbiosis. Cada uno por su lado no son nadie, pero juntos se ceban mutuamente y se necesitan, pero hacen ver que se llevan mal.

Los políticos en general gobiernan sólo para ellos y -en todo caso-para quedar bien con los medios de comunicación. En teoría es el tamden perfecto: periodistas y políticos.

Entre tanto, los ciudadanos somos convertidos en voyeurs de la impudicia entre ambos colectivos. Son la escenificación de la pornopolítica en la que (virtualmente, aunque no siempre) se lamen impúdicamente y recíprocamente.

A unos les gusta el sexo puro duro y tachan a otros de paladines de la democracia, adalides de la libertad de expresión y otras frases hechas. Entre tanto, los periodistas en plan puta vieja que más gusta por su sabiduría que por su cuerpo (llámalo dinero) juegan al erotismo político de enseñar poco e insinuar mucho, y es que son pocas las miserias de nuestros políticos que éstos no sepan, y si no lo saben es porque son políticos novatos. Es solo cuestión de tiempo el que su ego, soberbia cualquier otra pasión más bien poco confesable esté haciendo de liguero o taparrabos de cualquier periodista mínimamente avezado.


Sin embargo, en ocasiones como éstas de las medallas de oro a todos los exalcaldes, los políticos se montan la orgía ellos solitos, sin invitar a sus partners habituales y organizan una suerte de porno-tren en el que uno no sabe bien cual es más feliz o desgraciado
: el maquinista o el último vagón.

martes, 5 de agosto de 2008

España va bien

Somos idiotas sin remedio, mejor dicho, somos idiotas por elegir a quien elegimos, pero es que hay tan poco donde escoger.

Somos más papistas que el Papa, pero por otra parte se nos ve el plumero que demuestra que somos pura fachada.

Los adalides de la igualdad, la democracia participativa, la paridad…. resulta que tenemos un terrible punto débil. Me explico.

Si digo que una mujer se perece una bofetada, puedo ser procesado por machismo, apología de la violencia, etc. Aunque la mujer en cuestión sea una machorra batasuna de las que gritan “ETA mátalos”.

Si digo que los gitanos me revientan por su machismo y que muchos de sus “valores culturales” son verdaderamente repugnantes, puedo ser procesado por racismo. Lo mismo si desprecio a los negros, chinos o sudamericanos.

Sin embargo, puedo decir que los andaluces son vagos, los extremeños sinvergüenzas que viven de los pobres catalanes, que los vascos son de una raza distinta o superior, dedicar calles o parques a fanáticos asesinos o tener calles en memoria de un nazi como sabino Arana.

Si no acabamos a tiros en una o dos décadas es porque los ciudadanos somos más inteligentes que nuestros políticos, pero todo puede cambiar. La serpiente ha puesto sus huevos entre nosotros y de cuando en cuando aparece algún retoño buscando su encumbramiento sembrando cizaña sin que le pase nada salvo subir un peldaño en su partido y un par de notas indignadas en la prensa.

Los medios de comunicación en general, con la inestimable ayuda de nuestros políticos, han conseguido que ser español se considere sinónimo de fascista, lo mismo que una izquierda desorientada que pretende creer que nacionalismo es progresismo, democracia y libertad.

Luego, cuando nos peguen dos tiros en una cuneta "por españoles" nos quejaremos, pero ya será tarde, demasiado tarde.


viernes, 1 de agosto de 2008

Nazionalistas

Mira que me jode ejercer de futurólogo, pero de cuando en cuando debo recordar que el nacionalismo solo llega a su fin cuando provoca una guerra civil. Es su destino, por más que algunos se rasguen las vestiduras al leer esto.

El Nacionalismo (nazionalismo, que así se entiende mejor) tiene un abc de etapas que repasaré brevemente:

  1. Reivindicar la diferencia (raza, idioma, etc).
  2. Hacerse con la llave de las instituciones y desplazar de ellas a todos los que no sigan su credo.
  3. hacerse con el control económico de su zona de influencia mediante la creación y potenciación de empresas afines y el manejo de instituciones financieras.
  4. Dominar los medios de comunicación.
  5. Comenzar el acoso de los no nacionalistas
  6. Independencia
  7. Expulsión de los no nacionalistas
  8. Guerra civil.

Por más fuerte que suene, al nacionalismo se nutre del miedo y el odio hacia quienes no piensan igual, puesto que una cosa es la libertad de pensamiento político, a la que nadie se atrevería a cuestionar, sino que el nacionalismo apela al concepto de patria, ante cuya defensa todo vale, incluso el asesinato, como desgraciadamente hemos visto y aún veremos más.

El nacionalismo catalán y vasco ha llegado al punto 5, como bien saben muchas personas. Ahora son cuatro exaltados, pero para eso está la televisión y la manipulación de la historia. Tras la independencia a nadie se le escapa que llegará la miseria, algo que nunca es culpa de los nacionalistas sino de los otros, como no puede ser menos, algo que se evita con la limpieza etnico-política y la nacionalización de los bienes de los expulsados y de las empresas desafectas.

El punto 8 es el más fácil, pues tiene tres mechas listas para encenderse:

  • La de los acosados, expulsados o expoliados, frecuentemente las tres cosas a la vez.
  • La de los compatriotas de los acosados, expulsados o expoliados, que a la menor excusa entrarán a saco en el territorio enemigo para vengar agravios.
  • Por último tenemos a los nacionalistas, que frente a su cantado fracaso económico y social, sólo tiene por delante la inmolación de su pueblo para seguir ellos viviendo del odio y la mentira, pero esta vez en el exilio.
Lamentablemente, esto no es tan política/ficción como parece. En la antigua Yugoslavia lo saben muy bien y nosotros estamos siguiendo sus pasos, aunque con otro ritmo.

Un país civilizado metería 20 años en la cárcel a quienes promuevan o realicen referenduns secesionistas unilateralmente, pero aquí no. Veinte años es mucho más de los que nos darán ellos a nosotros si alcanzan el poder, puesto que nos espera una hermosa parcela en cualquier cuneta o barranco cercano.

Les damos cuerda hasta que nos ahorcan con ella.