miércoles, 12 de noviembre de 2008

Renovables

Tiene gracia que los políticos aragoneses se llenen la boca con lo del cambio climático, el CO2, las energías verdes…
Pero luego nos traen cementeras, químicas y otras joyas que no quieren en comunidades con más sensatez que ésta y nos centramos en las dos patas mas desagradables de las cuatro que tienen las energías renovables. Del hidrógeno ni hablo; es un producto difícil de manejar, caro de obtener y muy lejos de competir con cualquier otra energía, aunque aquí haya quien se empeñe en seguir un caminos que los más adelantados van aparcando.
La energía hidráulica está prácticamente al 100 % de lo que puede dar de sí y no es previsible que asistamos a un desarrollo significativo en los próximos años.
La energía fotovoltaica será sostenible ambientalmente, pero nos ha hipotecado como las subprime americanas y está convirtiendo el paisaje en una suerte de escenario de ciencia ficción electroespeculativo que pagaremos (y bien) todos los ciudadanos.
De la energía eólica está casi todo dicho a gran escala (con minúsculas) puesto que apenas van quedando lugares vírgenes y el desarrollo será mediante “planes renove” con generadores más potentes y con unas afecciones paisajísticas que algún día habrá que valorar, porque ahora nadie quiere/se atreve a hacerlo.
Nos queda la cuarta pata de las energías renovables, que es la biomasa. La biomasa tiene un impresionante futuro en Aragón, una comunidad que además de unas espectaculares estepas, tiene también montaña y es una de las regiones con mayor superficie de regadío, pero…
Resulta que no tenemos -ni está prevista- una sola central de biomasa, no existen (que yo sepa) plantaciones piloto que comprueben la idoneidad de los muchos cultivos posibles (cardo, sorgo, paulonia, miscanthus, sauces, caña, etc) y la biomasa se olvida en los planes de los departamentos de Investigación, Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón.
Cualquiera que piense un poco verá el potencial de nuestras montañas, secanos y regadíos, pero no lo conocemos, porque es más fácil especular generando energías subvencionadas que solamente benefician a los que tienen dinero para invertir en huertos solares o aerogeneradores, pero la energía más democrática que se generaría con la biomasa que cualquiera puede cultivar, es sistemáticamente olvidada en Aragón y toda España.
Tenemos centrales de biomasa en Sangüesa, Molina de Aragón y otras más al sur, pero nosotros seguimos llorando por el CO2 y no se intenta que las centrales de carbón aragonesas quemen también biomasa, con lo que se generaría un importante número de puestos de trabajo, se pondrían en marcha explotaciones abandonadas y limpiaríamos nuestros montes.
Pero “Esta tierra es Aragón…”

No hay comentarios: