jueves, 5 de junio de 2008

A proposito de la Expo

Cualquier persona normal que haya seguido el devenir de la Expo desde sus inicios allá por el año 2000, la sustitución de Ángel Val por Blasco y la consecución de la Expo hasta su recta final, se habrá dado cuenta cómo se ha llegado de aquel apoyo sin fisuras incluso a la actual abierta beligerancia contra ella por colectivos y personas que critican cada día más vehementemente la forma y el fondo de este evento.

Al señor Blasco y su camarilla (Pellicer y Gistau especialmente, pero sin olvidar a los Albisu y otros) los ciudadanos les dimos un cheque en blanco, pero nos han defraudado.

Los responsables de la Expo (incluidos los comisarios de buena parte de los pabellones españoles) han dilapidado el capital que les dimos para gestionar (en Euros y en confianza) en oropeles y fanfarrias de dudoso gusto, junto a contenidos “culturetas” que sonrojan por su mensaje para niños de preescolar en supuesta estética de vanguardia, un estilo que quizá epate a quienes solo salen de Zaragoza para ir a su apartamento de la playa, pero hará sonrojar a muchos de quienes se acerquen por buena parte de los pabellones.

Lo del recinto no tiene nombre. Gastamos una millonada en urbanizar un meandro al que se debe proteger de crecidas de 1500 m3/s con lo que esta Expo nos deja un legado insostenible de recinto inundable a la primera de cambio, que precisará de costosas inversiones para dejarlo con un razonable nivel de seguridad, al menos estética y sostenible en su mantenimiento.

Hasta el momento, la mayor parte de las publicaciones Expo son unos tochos infumables o de agua tienen el nombre y poco más. Desconozco si es que autores y editoriales no han querido o podido presentar nada o es que también en este caso han tenido que acudir con padrino.

Zaragoza ha sido desde hace cuatro años la Meca de los nuevos Melquiades que han encontrado en nuestros ¿responables? de la Expo (incluyendo a comisarios de un buen número de pabellones) a los pardillos a quien vender (Expo)imanes para oro o (Expo)hielo. Pero la diferencia es que nuestros Buendías han pagado con dinero público.

Acerca de la filosofía hidráulica de lo que podremos ver… casi mejor lo dejo para los visitantes. Baste saber que una botella de agua mineral da de beber medio día a una persona, pero esa misma botella llena de lejía para desinfectar, puede suministrar agua para un centenar durante un día entero.

Por el momento, nadie cuenta que la gente no muere de sed sino de diarreas por beber agua contaminada, por lo que cuando en algunos pabellones o stands vean niños deshidratados y famélicos, no crean que la culpa es de la falta de agua, sino de su contaminación. Pero entre hablar de sed o de diarreas, es más "fashion" la sed. Que la muerte no te prive de una ciudada e hipócrita estética. ¿Imaginan la Plaza temática "Diarrea terminal"?


Nuestra Expo del agua ha confundido la lejía con Font Vella.

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