lunes, 9 de enero de 2012

Me importa poco que llegue el fin del mundo. Me preocupa más llegar a fin de mes

Un día, me enviaron al Facebook algo que decía. “Me importa poco que llegue el fin del mundo. Me preocupa más llegar a fin de mes”. Una sentencia que tiene su gracia, puesto que es lo que en el fondo motiva a noventa y nueve mil de cada cien mil, pero que ocultan casi otros tantos.

La preocupación por el fin del mundo es una lacra de la humanidad, y la perfecta coartada para que durante cientos o miles de generaciones, haya existido gentuza que se ha aprovechado de la estupidez de los demás. Veamos.

Hay millones de personas tan tontos como bienintencionados, que se preocupan por la ecología, el cambio climático, etc. y repiten como loros que tenemos que dejar una tierra en buen estado para las generaciones venideras.

Lo dicen tan anchos, como si fuera fruto de largas veladas pensando en las diferentes jugadas que la Humanidad disputa con el planeta en distintas partidas simultaneas. Me preocupa que con las energías que gastan en defender unos loables principios, no empleen unas poquitas en pensar en el resultado de sus buenos propósitos.

Quizá no lo hagan porque en alguna ocasión lo han intentado y el resultado no era nada optimista, porque todo tiende a la autodestrucción. La humanidad somos como bichos parasitoides que colonizamos un organismo y lo exprimimos hasta matarlo. Favoreciendo la superpoblación del planeta lo estamos condenando, y su salvación no depende de tonterías como frenar la deforestación, acabar con la energía nuclear, detener el alza del CO2, o prevenir ese cambio climático que casi todos consideran un holocausto, pero que sería una buena forma de alargar la vida de este planeta que no lo merece.

La Humanidad es como un enfermo terminal de cáncer que se preocupa porque le ha salido un pequeño lunar. Tenemos un cáncer que se llama superpoblación al que unos bienintencionados intentan parar con aspirinas, mientras otros alimentan con dioxinas y plutonio. Si, aspirinas de automóviles que emiten menos CO2, industrias que cierran por que no pueden pagar unos impuestos a ese gas que diríase que han puesto los mismos que además de emitir más que nadie, nos venden a bajo precios los productos fabricados por no tener ninguna cortapisa. Aspirinas o vitaminas de Greempeace, Medicus Mundi, WWF, Intermon… Gentes bienintencionadas mientras no piensen.

Es mucho mejor seguir en la ignorancia y pensar que ponen su “granito de arena para salvar al mundo” sin pensar que mientras exista una inmensa mayoría cuyo lema vital es “Creced y multiplicaos” o cosas parecidas, el corredor de la muerte en que vivimos se acorta mas y mas.

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