viernes, 20 de enero de 2012

Las ECO-SS

Los hidrotalibanes junto con los funcionarios colocados por Narbona en el ministerio, se han propuesto hacerse los amos de los campos y ríos, y al igual que la policía moral iraní andan estableciendo una dictadura ambiental a su criterio. Se sienten seguros porque periodistas indocumentados les rien las gracias y borran comentarios contrarios a sus intereses en los medios digitales, pero muy especialmente porque ningún político pone coto a sus delirios por temor a que los medios de comunicación les crucifiquen diciendo que no son respetuosos con el medio ambiente o "primos de Rajoy".

Buena parte de los inspiradores, defensores y divulgadores de estas teorías que pretenden eliminar la trucha arco iris de nuestros embalses -cuando saben que jamás prosperará allí la común- son quienes pretenden eliminar al castor europeo que algunos han reintroducido en España, pero se afanan en defender al visón, reintroducido tras su extinción, igual que los castores, pero sin las suculentas subvenciones que al visón europeo. Son asimismo los destructores de patrimonio hidráulico y los guardianes de las buenas costumbres ecológicas que han convertido muchas de nuestras calles en basureros y encarecido el recibo eléctrico a mayor gloria de ecologistas y especuladores. Son también los que llevan años viviendo de la sopa boba del cambio climático y del mejillón cebra al que no consiguen eliminar salvo !clorando el agua de las acequias¡ una práctica más dañina que el propio mejillón.

Lo malo es introducir especies invasoras, abandonar perros y gatos, o salir presuntamente a pescar, y luego dejar 24 latas de cerveza en el puesto y volver pedos perdidos a casa y con el coche. Pero el mal de las especies alóctonas ya está hecho y eliminarlas será peor que mantenerlas.

Si las teorías de cualquier especialista o amateur de cualquier ámbito se llevasen a la práctica (menos mal que se fue Zapatero) seguro que deberíamos conducir los coches con el casco puesto, barras antivuelco y mono ignífugo. Los médicos multarían a quien no haga ejercicio, engorde o tenga el colesterol alto. Los dietistas pondrían cepos loberos a las puertas del Mc Donalds, en tanto que los diseñadores obligarían a l@s fe@s a llevar máscara, y l@s gord@s no podrían salir a la calle.

Los bienintencionados ecologistas de los setenta han devenido en algo que no me gusta. En una suerte de gestapo ideológica con una eco-SS que mandará al horno crematorio -si puede- a truchas arcoiris, siluros, tortugas, ailantos... pero a los que saben que nunca podrán exterminar, por que se han adaptado tan bien que, guste o no, ya tienen la nacionalidad española.

Ya estoy harto de prohibiciones, de medidas extremas y de que quienes no se comen una rosca en las urnas, mangoneen a su antojo nuestra vida y nuestro medio ambiente ¿O es que por pertenecer a una asociación van a ser los amos de los ríos y campos e imponernos su voluntad a los ciudadanos?

Al medio ambiente se le protege con educación y con buenos ejemplos, no con proyectos estúpidos que bajo la excusa medioambiental solamente buscan la supervivencia, igual que sus denostados siluros, truchas arcoiris o tortugas de florida.

Solo que en este caso la competencia no es contra la fauna autóctona por el alimento, sino por el dinero y el empleo, que también ellos tienen su corazoncito y facturas que pagar a fin de mes.

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