viernes, 1 de agosto de 2008

Nazionalistas

Mira que me jode ejercer de futurólogo, pero de cuando en cuando debo recordar que el nacionalismo solo llega a su fin cuando provoca una guerra civil. Es su destino, por más que algunos se rasguen las vestiduras al leer esto.

El Nacionalismo (nazionalismo, que así se entiende mejor) tiene un abc de etapas que repasaré brevemente:

  1. Reivindicar la diferencia (raza, idioma, etc).
  2. Hacerse con la llave de las instituciones y desplazar de ellas a todos los que no sigan su credo.
  3. hacerse con el control económico de su zona de influencia mediante la creación y potenciación de empresas afines y el manejo de instituciones financieras.
  4. Dominar los medios de comunicación.
  5. Comenzar el acoso de los no nacionalistas
  6. Independencia
  7. Expulsión de los no nacionalistas
  8. Guerra civil.

Por más fuerte que suene, al nacionalismo se nutre del miedo y el odio hacia quienes no piensan igual, puesto que una cosa es la libertad de pensamiento político, a la que nadie se atrevería a cuestionar, sino que el nacionalismo apela al concepto de patria, ante cuya defensa todo vale, incluso el asesinato, como desgraciadamente hemos visto y aún veremos más.

El nacionalismo catalán y vasco ha llegado al punto 5, como bien saben muchas personas. Ahora son cuatro exaltados, pero para eso está la televisión y la manipulación de la historia. Tras la independencia a nadie se le escapa que llegará la miseria, algo que nunca es culpa de los nacionalistas sino de los otros, como no puede ser menos, algo que se evita con la limpieza etnico-política y la nacionalización de los bienes de los expulsados y de las empresas desafectas.

El punto 8 es el más fácil, pues tiene tres mechas listas para encenderse:

  • La de los acosados, expulsados o expoliados, frecuentemente las tres cosas a la vez.
  • La de los compatriotas de los acosados, expulsados o expoliados, que a la menor excusa entrarán a saco en el territorio enemigo para vengar agravios.
  • Por último tenemos a los nacionalistas, que frente a su cantado fracaso económico y social, sólo tiene por delante la inmolación de su pueblo para seguir ellos viviendo del odio y la mentira, pero esta vez en el exilio.
Lamentablemente, esto no es tan política/ficción como parece. En la antigua Yugoslavia lo saben muy bien y nosotros estamos siguiendo sus pasos, aunque con otro ritmo.

Un país civilizado metería 20 años en la cárcel a quienes promuevan o realicen referenduns secesionistas unilateralmente, pero aquí no. Veinte años es mucho más de los que nos darán ellos a nosotros si alcanzan el poder, puesto que nos espera una hermosa parcela en cualquier cuneta o barranco cercano.

Les damos cuerda hasta que nos ahorcan con ella.

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