Mira que alguna vez intento ser optimista, pero en Zaragoza siempre hay una “cara b”, y junto con novedades positivas Caixaforum, resulta que nos quedamos con el “Centro de investigación sobre el cambio climático” algo que bien llevado podría ser interesante y dar alguna pista acerca de fenómenos que casi desconocemos, pero toda esta monserga del cambio climático asociado al CO2 es tan falsa como aquello del ozono y los gases del aire acondicionado.
No es que niegue el cambio climático (alguna cosilla si que puede haber) sino que creo que tenemos tanta culpa de ello como de que haya o no tormentas sobre mi ciudad. Por esta causa, podría ser interesante investigar más, incluso para que alguna vez acertasen con la predicción del tiempo con 24 de antelación, pero si no pueden predecir si lloverá mañana, tampoco me van a convencer de que conocen el efecto del CO2 en la atmósfera.
Por si esto fuera poco, tras oír hablar al que será su director, me acordé de los polis malos de las películas cuando encarcelan al inocente: “…el asesino fumaba, luego usted fuma y es el asesino, además el asesino tenía dos piernas como usted y dos manos, por lo que ya no cabe ninguna duda”.
Tristemente, esta es la línea obligada de investigación en todos estos tingladillos politicocientíficos. No se trata de comprobar si las temperaturas suben realmente o es que el termómetro del aeropuerto antes estaba rodeado de pistas de tierra y cincuenta años más tarde lo está de hormigón y asfalto, o que el del campus de Zaragoza antes estaba a las afueras y ahora está en el centro rodeado de edificios marca una temperatura real pero falsa a efectos de esta investigación. Es que en esas circunstancias, lo anormal sería que las temperaturas no subieran.
Vamos que en definitiva, hay tantos argumentos a favor como en contra, pero el futuro director del invento no habla como un científico sino como un predicador de la secta de Al Gore o como el mal policía que ya tiene localizado al asesino y a cualquiera que ose dirigir la investigación en otro sentido será exiliado, igual que le pasó al guardia civil que resolvió un complicado caso y sacó a un inocente de la cárcel. En estos saraos no se admiten disidencias.
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