Y es que no puedo decir lo que pienso sin que me insulten y lapiden si pueden, y es que entre fascistas imbéciles, me voy quedando sin sitio. Y es que una cosa es ser solidario y otra ser gilipollas, porque hay que ser solidario con quienes lo merecen, pero serlo a ciegas es de locos.
Ser solidario es acoger a familias que lo han perdido todo. Ser solidario es incluso crear un impuesto para reconstruir los países que los USA y los títeres que nos gobiernan han destruido. Ser solidario es enviar ayuda de todo tipo para reconstruir esos países, que sus habitantes trabajen y se mantengan en su tierra.
Resulta que desde la izquierda nos hemos quejado de la facilidad para dar asilo a los gusanos cubanos, los asesinos o protectores de la derecha venezolana y algunos pocos más. Pero resulta que ahora esa misma izquierda se vuelca en abrir los brazos a desconocidos que escapan de las consecuencias de las guerras que Europa y los USA han generado en oriente.
Y como si ya no tuviésemos ya bastate con los impresentables de Vox, los ladrones del PPSOE, los sinvergüenzas de CDs, los gilipollas buenistas de Podemos y los nazi onalistas del país, ahora entran en juego los mafiosos salvapersonas y son tratados de héroes.
Porque no abrimos los brazos a familias, ni a viudas, ni a huérfanos, no. Estamos trayendo a nuestas costas a desertores de la lucha contra el Daesh que deberían quedarse para reconstruir el país,. Y lo que es peor, nadie sabe cuantos asesinos excombatientes de las milicias islamistas que nos regalaban la vista con degollamientos y asesinatos masivos están ahora mismo en esos barcos y entre nosotros.
Esa canalla no puede regresar a casa, porque probablemente serán linchados en el acto o -con suerte- fusilados o encarcelados durante décadas. Pero tranquilos, ya no tienen de que preocuparse, con un poco de lo que han saqueado, se compran un pasaje a la libre Europa y allí estará el Open Arms o cualquier otro barco negrero que los acogerá y los meterá en nuestros pueblos y ciudades sin preguntar su origen, ni historial. Y lo bueno es que hay millones de tontos pidiendo más.
Me pregunto el nivel de inteligencia de tanto idiota bienintencionado que pide la apertura total de fronteras.
- ¿Los traemos sin darles casa, comida y algo de dinero?
- ¿Hasta cuando van a vivir de nuestra caridad? ¿Pondremos una fecha límite o esperaremos que lleven quince años para así tener derecho a una pensión no contributiva?
- ¿Vamos a intentar que nos impongan sus bonitas costumbres como el casamiento infantil, el machismo, la ablación, etc. ¿O vamos a intentar que acepten de buen o mal grado las nuestras y si no los echaremos a su bonitos países que tanto añoran?
- ¿Los daremos las mismas facilidades de bajas maternales o ayudas como aquella desdichada ocurrencia de Zapatero a todos sin discriminar origen ni estatus en España?
- ¿Expulsaremos a las familias que no eduquen debidamente a sus hijos y pondremos multas o eliminaremos subsidios por falta de aistencia a clase? ¿O mejor asistiremos a legiones de ninis machistas acosadores sin oficio ni beneficio como en buena parte de Francia?
La verdad es que leo lo escrito y me suena fuerte, pero resulta que es la pura verdad que el lavado constante de cerebro al que nos someten las redes sociales y medios de comunicación no nos deja ver sin que nos avergoncemos de ello, como si nos pusiéramos cachondos viendo las faldas del Papa.
En fin, estoy atrapado entre una ultraderecha cateta y lameculos de los ricos, y una izquierda imbécil que cada día aprieta más el nudo en el cuello de sus votantes, intentando, al igual que la derecha destruir el país donde todos vivimos, igual que los parasitoides que por matar a su portador mueren con él.
La diferencia es que los primeros en ser degollados serán los infieles rojos y ateos que ahora claman por tenerlos cerca.